Múltiples experiencias culturales, políticas, sociales y económicas surgidas del crisol mediterráneo han tenido y tienen una trascendencia a escala planetaria gracias a la influencia ejercida en otras áreas geográficas sobre las que se han proyectado. La democracia, las grandes religiones monoteístas, numerosos avances científicos y tecnológicos, la cultura gastronómica o múltiples expresiones artísticas, por citar algunos elementos que hoy en día están en la base de buena parte de la organización social, política y cultural de numerosas sociedades del mundo, tienen su origen o desarrollo en el área mediterránea. Y este peso en los más diversos campos, sigue todavía muy vigente en la actualidad.

Barcelona es un claro ejemplo del espíritu mediterráneo de interacción e intercambio. Desde la Antigüedad ha sido punto de encuentro de pueblos y culturas que han forjado su identidad como ciudad. Sus habitantes siempre se han lanzado al mar y han entrado en contacto con otros pueblos. El comercio fue el gran motor de aquellas aventuras, como lo demuestra un rico legado de patrimonio arquitectónico y artístico dejado por aquellos hombres. En un mundo globalizado, Barcelona no ha perdido ese espíritu y ha impulsado iniciativas orientadas a fomentar el diálogo y la integración del área mediterránea, con la articulación de un espacio euro-mediterráneo.

La exposición organizada por el Institut Europeu de la Mediterrània en Shangai del 1 al 5 de septiembre

El portal dedicado al pabellón de Barcelona que ya ha recibido un millón de visitantes permite cononcer las actividades y eventos programados hasta el 31 de octubre.