Juan Ángel Poyatos: “La clave es poner el acento en lograr el mayor impacto posible en los beneficiarios”
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¿Cuáles son los beneficios del voluntariado corporativo? ¿Qué aporta la RSC a las empresas, las entidades no lucrativas y la sociedad? Entrevistamos el subdirector de FUNDAR (Fundación de la Solidaridad y el Voluntariado), Juan Ángel Poyatos, para dar respuesta a estas preguntas y conocer mejor la relación que se establece entre empresas y organizaciones no lucrativas a través del voluntariado corporativo.
¿Cuáles deberían ser las prioridades en el mundo del voluntariado el próximo año?
Ante una situación de crisis como la que estamos atravesando, hay que buscar fórmulas para poder continuar con la labor que desarrollan las entidades de voluntariado. El voluntariado corporativo puede permitir establecer alianzas entre empresas y ONG de forma que los resultados puedan ser de gran impacto para la propia organización, los beneficiarios y la propia empresa. No hay mejor manera de lograr que el programa de voluntariado de una empresa sea más creíble (tanto para la sociedad como para los propios empleados) que consiguiendo el mayor impacto posible en la sociedad. Por tanto, las prioridades en mi opinión serían lograr estructuras y fórmulas que garanticen la acción social, y por otro lado, la mayor profesionalización de las entidades de voluntariado.
¿Podría decirnos cuáles son las ventajas del voluntariado corporativo, tanto para la empresa como para la entidad y la sociedad en general?
Desde el punto de vista de la empresa, cada vez estos beneficios se valoran más desde recursos humanos, ya que mejoran la motivación, el trabajo en equipo, la comunicación interna, las competencias de las personas voluntarias… Las entidades de voluntariado son las que no terminan de ver claro este fenómeno, pero en mi opinión, les pueden aportar elementos muy interesantes. Por ejemplo, los voluntarios corporativos son personas que pueden aportar profesionalidad y experiencia, pueden cubrir necesidades concretas de las entidades a las que de otra forma no se podría dar respuesta, permite generar alianzas con las empresas y conseguir voluntarios estables y financiación de proyectos comunes, dar a conocer la acción que desarrolla la organización no lucrativa, así como contribuir a que el equipo de la entidad desarrolle competencias y habilidades nuevas.
¿Podría decirnos un ejemplo de buena gestión del voluntariado corporativo que haya visto últimamente?
Un ejemplo de buenas gestión y de cómo, en mi opinión, debe ser el voluntariado corporativo es el programa Engage de FUNDAR. Se trata de un grupo de empresas que ponen a disposición del programa a un grupo de empleados voluntarios, que a su vez trabajan en equipo sobre una o varias líneas de actuación. Este es un elemento clave de Engage, además del trabajo colaborativo entre empresas, el sumar esfuerzos, el conocer compañeros de otras empresas con los que se colabora en el proyecto de voluntariado, etc. Los voluntarios reciben la formación adecuada para el mejor desarrollo posible de su acción y el programa se evalúa todos los años con el fin de mejorar continuamente. Pero, además, destaca un elemento central: se trata de voluntariado corporativo que aporta valor estratégico, ya que se pretende que los voluntarios colaboren no sólo con su tiempo, esfuerzo e ilusión, sino con sus conocimientos profesionales y experiencias.
¿La RSC y el voluntariado corporativo son una manera de limpiar la imagen de las empresas?
Creo que si se preocupan más por cómo elaborar el informe de sostenibilidad y de cómo comunicar sus acciones de RSC que por la acción en sí, se trata de un lavado de cara. Afortunadamente, estos casos cada vez son los menos. La clave es poner el acento en lograr el mayor impacto posible en los beneficiarios de las acciones llevadas a cabo por las empresas. De esta forma conseguirán que sus programas de RSC o voluntariado corporativo sean creíbles y sostenibles.
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